14 abril 2007

Ensalada de champiñones y manzana


q bien sientan las ensaladas , a veces nos da pereza, pero cuando te pones y lo haces y al fin la comes vale la pena , son ricas y sientan bien , y adema ahora se acerca el tiempo de las veduras , buenas y frescas , aun no estan como a mi me gustan , pero bueno , hay q tener paciencia ,pronto pronto , q gustazo ir a comprar verduras frescas de las buenas !!!!
Ensalada de champiñones y manzana
INGREDIENTES:
Hojas de ensalada variadas lechuga , escarola etc , lo q quieras
1 Manzana
150 gr. de Champiñones crudos

la vinagreta:
1 Yogur desnatado
1 cucharada de mostaza

PREPARACIÓN:
Se lavan bien las hojas de ensalada las secas y las reservas
lava bien los champiñones los troceaas en láminas finitas.
pela la manzana y cortala en láminas muy finas.
Para hacer la salsa se bate el yogur con la cucharada de mostaza, y se añade un pellizco de sal y unas gotas de agua. Se mezcla todo bien.
Se mezclan las hojas de ensalada con los champiñones, la manzana, y se incorpora la salsa por encima
.

y a comer , q las ensaladas son fabulosas, son variadas , y solo hace falta imaginacion para hacer una diferente cada dia ,, salud y besos

2 comentarios:

Gerardo Omaña Márquez dijo...

Después de leer tu post quise traerte un regalo

15 abril 2007

RECUERDOS DE MI INFANCIA
En el aire se conjuga el color y olor de la mañana, y un jardín nos deleita bajo la sombra de las nubes.
Allí despierta la casa en el frescor del día, con ajetreos y cantos, y también con mil quietudes.

Era un despertar de alegre campo con la brisa tornando en las ventanas, con el agua corriendo entre las piedras en el torrente suave de quebradas.

Con los pájaros saltando de sus nidos y los peones marchando a sus quehaceres, con la luz de aquel sol desprevenido sobre la espalda y manos de hombres y deberes.


Recuerdo el patio de mi infancia con jazmines, muy cerca del camino donde mi abuelo llegaba con su caballo y enjalme, con sudor de los trajines.

A mi madre caminando en la sombra y corredores, con mi fresca inocencia de las noches y sus terribles momentos sin amores.

Era una casa de aleros, de empedrados, de ladrillos, de oscuridad y de miedos. Con canto y grillos siniestros, con estrellas y luceros.

Era de paz, de angustia, de tormentos; y de silencios que tibios se transformaron en miedos.

Una casa solariega en un cruzar de caminos, donde había huertas y frutos, muchos frutos de lechosas, naranjos y mandarinos.
Un potreo y muchas vacas, caminos de vecindad, caminos de gente alegre que bajan para comprar.
Los domingos era fiesta. Toda la gente bajaba,
y se llenaba el camino y se llenaba el corral, y se llenaba de cestas los corredores y el patio, y los perfumes molestos se esparcían por el lugar.

Todos marchaban a misa, y en la casa, soledad.
Y un silencio con la espera se mitigaba en la brisa, cuando de pronto un murmullo a la hora y en la mesa se aprestaban a almorzar.

Luego partían con aperos, con canastas y sombreros,
serpenteaban el camino que bordeaba la quebrada con sus sobrillas de trapo, con caballos y talegos. Con su adiós de vuelvo pronto, con su adiós de un hasta luego.

Recuerdo siempre las noches cuando los grillos cantaban entretejiendo un quejido que prolongaba el silencio, un silencio que arañaba, que entrecortaba el suspiro y el pensamiento cortaba

A la mañana siguiente el aire se juntaba con el sol y con las sombras, con ajetreos y quietudes, con el agua corriendo entre las piedras, con los pájaros saltando de sus nidos, con los hombres marchando a sus quehaceres bajo la luz de aquel sol desprevenido.

Un beso para tu alma.

Imma Fita Payes - Cocinitas dijo...

GERARDO .. gracias

 
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